Alfred H. Qöyawayma es un
Hopi nacido en Los Ángeles en 1938. Su nombre significa «
Zorro Gris Caminando al Amanecer«
Al (como habitualmente le llaman), no es sólo un ingeniero sobresaliente, y reconocido artista de cerámicas, sino también co-fundador de la Sociedad Nativo Americana de Ciencia e Ingeniería (AISES)
Alfred es un maestro y un líder que supo integrar sus raíces nativas junto a su formación universitaria, y alentó a sus estudiantes a mantener y mejorar sus bases tribales a través de las artes.
Al Qöyawayma es un modelo para toda la gente joven y es un honor reconocer sus sobresalientes contribuciones.
A continuación un extracto de una conferencia dada por
Al Qöyawayma en el Heard Museum en enero del año 1991.
ENTRE DOS MUNDOS
Los Indígenas de hoy día tenemos un pie entre dos mundos, pero vivimos una vida.
Nuestro paso es a menudo incierto porque cada mundo está en un continuo estado de cambio. Los Indígenas necesitan evaluar lo mejor que se encuentra en nuestra cultura y quedarse con ello; porque siempre estará por encima de todo en nuestra vida. Pero también necesitamos tomar lo mejor de otras culturas para mezclarlo con lo que ya poseemos.
El cambio cultural puede ser doloroso. Adaptarse ayuda a moderar ese dolor y aporta esperanza. Viendo jóvenes nativos adaptarse y no obstante vivir llevando fuera su cultura es muy satisfactorio. Lo que he visto después del dolor es una historia de resurgimiento y esperanza.
El Mundo Indígena
Los ciudadanos de los EEUU hablan 400 lenguas. La mitad es hablada por los Nativos Americanos. Aproximadamente un 1% de la población es Nativa Americana.
Por lo tanto, el 1% de la población norteamericana representa el 50 % de su diversidad cultural. En un sentido somos afortunados si nos comparamos con otros Indígenas como los Aborígenes en Australia o las poblaciones negras en Sudáfrica. Sólo los Nativos Americanos fuimos capaces de reagruparnos y reestructurarnos lo suficiente como para que al menos algo de nuestras tierras y de nuestra cultura pudieran ser protegidas.
Más del 20% de los recursos energéticos norteamericanos, como el carbón, gas, petróleo y uranio se encuentran en tierras de reserva nativa. Aparte del deseo de manejar estos y otros recursos, estamos muy interesados sobre el impacto en el desarrollo de todas las cosas vivas. Porque lo que sea que afecte a nuestras aguas, nuestra vida silvestre, aún a los granos de arena y polvo, también afecta a la humanidad.
Todas las cosas están conectadas. Durante miles de años nuestros ancestros fueron los cuidadores de esta tierra. Todavía tenemos la responsabilidad espiritual de su bienestar. El mundo interno del humano depende del mundo externo de la naturaleza. Cualquier devastación que traigamos sobre el mundo externo de la naturaleza disminuirá el mundo interno de la humanidad.
A pesar de la conquista, las epidemias y la política oficial de asimilación del gobierno, hemos sobrevivido. Este sobrevivir es a través de lucha, resistencia y aguante, y es una lección vital para nuestros jóvenes indígenas hoy en día.
La educación es una de las llaves para superar la pobreza, la falta de salud y la falta de expectativas. La educación nos da también el entrenamiento necesario para manejar los recursos que nos quedan.
Algunas tribus como los Hopi nunca fueron conquistados en el sentido clásico, y nunca firmaron un tratado.
Técnicamente, algunos creen, los Hopi son aún un grupo soberano de pueblos localizados en lo alto de las mesetas de Arizona.
Para llegar a esto, varios años atrás, uno de mis parientes pidió su propio pasaporte para asistir a un encuentro en Suecia. Después de mucho diálogo, el Departamento de Estado de los EEUU, honró su pasaporte Hopi.
Como
Hopi que soy, me han contado de nuestras
migraciones desde el sur en meso-América o México siglos atrás. Entonces hacia el final del siglo XVI, nuestras gentes Hopi tuvieron, su
primer contacto con los
Españoles. Nuestra historia se personalizó para mí algunos años después, cuando mi padre me contó cómo la era Española fue tan cercana a la Hopi, a través del disparo accidental del comandante del último contingente militar español en
Old Oraibi en 1840. El clan de los tíos de mi padre, disparó un rifle a través de una ventana. Él no sabía mucho del rifle que había sido abandonado por soldados años atrás. Él solo quería asustar a los soldados, pero su puntería era mala. Ningún otro contingente de soldados españoles volvió nunca.
Me contó de la llegada de los soldados búfalo, sus camisas azules y sus vagones de pistolas, y su disparo ritual de cañón para mostrar fuerza. Aprendí de mi tía a ocultarme de la policía federal porque nuestra familia cuestionaba la educación del hombre blanco.
Como ven, los Qöyawayma fueron de los grupos más conservadores de Old Oraibi. Aprendí de la indignidad de ser forzados a caminar desnudos a través de ovejas, además de que nuestros ancianos eran enviados a Alcatraz sin juicio previo, por un año, porque nuestra familia objetaba la educación del hombre blanco.
Luego tuvo lugar la experiencia de nuestros padres y familiares en las escuelas pupilas del gobierno. Nuestros padres eran sacados de sus hogares a muy temprana edad y llevados a estas escuelas, las cuales estaban localizadas en otros estados. Estos niños, que deberían haberse quedado en su casa para recibir la educación de sus padres, eran castigados en las escuelas si hablaban su lenguaje nativo o practicaban su cultura. Eran obligados a obedecer a una autoridad puritana y a obedecer las normas de la cultura anglófila. Su educación era inadecuada.
Fueron puestos a trabajar como sirvientes y matronas.
Las más altas aspiraciones de los chicos eran volverse carpinteros, obreros y mecánicos. Ni las escuelas oficiales del gobierno ni los estudiantes tenían expectativas de que algún día pudieran ser educados en una profesión. Desde mi punto de vista la experiencia de los colegios pupilos fue, en su mayor parte, muy desculturalizante. Los efectos de esta psicología y de este proceso culturalmente regresivo tuvieron un impacto negativo que perdura hasta hoy en día
Ahora, la mitad de la población Indígena vive en zonas urbanas, a menudo yendo y viniendo a la reserva. Permanecemos atrapados en el horizonte, ni el cielo ni la tierra, dolorosamente suspendidos entre dos mundos. Este es el motivo por el cual lidiamos con el alcoholismo, el suicidio, abandonos de la escuela secundaria, desempleo y salarios bajos. Nos esforzamos ahora en hallar quiénes somos.
Algunos casos puntuales que me vienen a la mente ilustran esta confusión cultural. Recuerdo un ingeniero eléctrico, que fue adoptado cuando niño, por una familia no-india, criándose lejos de su cultura. Hoy no puede enfrentar ningún contacto: ni con su tribu, ni con otros indios, sencillamente es demasiado doloroso…
Recuerdo una charla motivacional que di ante la clase dirigente de una tribu. Dos niñas rompieron en lágrimas cerca del final de la charla. Me pregunté que había dicho. Me contaron luego, que sus padres les habían enseñado su cultura nativa, hasta el sexto grado. Entonces sus padres insistieron en que olvidaran esos modos y se concentraran en aprender cómo hacer una vida en el mundo exterior. Nunca les habían dicho que estaba bien ser indios y al mismo tiempo perseguir una profesión en «el mundo exterior.»
El Tercer Milenio
Así como los indígenas se balancean entre dos mundos, así también la humanidad está atrapada en su lucha por equilibrar el mundo interno y el mundo externo, tecnología y naturaleza. En Enero de 1991 fui invitado a asistir a una reunión internacional entre las Naciones Unidas (UN), y el Club de Roma, asistieron científicos, líderes religiosos, artistas, poetas y dirigentes. Un tema del encuentro fue el Tercer Milenio. Como fue dicho por Thomas Berry, «Estamos entrando no simplemente al siglo veintiuno, no simplemente al Tercer Milenio de nuestra Era, estamos entrando a la Era Ecozoica en la historia biológica del planeta.«
Estamos experimentando extinciones masivas de formas de vida en una escala equivalente sólo a la del final de las era Paleozoica 220 millones de años atrás, y al final de la era Mesozoica 65 millones de años atrás. La única elección que tenemos por delante es formar una comunidad terráquea integral que incluya a todos los elementos humanos y no humanos del planeta tierra.
Mientras el encuentro avanzaba me llamó mucho la atención la familiaridad de las ideas que se discutían. Finalmente hice la conexión. El nuevo pensamiento que ve al mundo como una comunión de sujetos que debe estar en armonía con la naturaleza, son ideas que fueron dichas por el Jefe Seattle hace más de 130 años.
En 1854, «El Gran Jefe Blanco» en Washington hizo una oferta por una extensa región de Tierra India y prometió una
«reserva» para la gente nativa. La poética respuesta del
Jefe Seattle es uno de los estatutos más profundos alguna vez realizados acerca de la
relación entre la tierra y el hombre:
«¿Qué es el hombre sin la bestia? Si todas las bestias se fueran, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Porque lo que sea que suceda a las bestias, pronto sucederá al hombre. Todas las cosas están conectadas. Enseñen a sus niños, lo que nosotros enseñamos a nuestros niños, que la tierra es nuestra madre. Lo que sea que suceda en la tierra sucede a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen sobre su tierra, escupen sobre ellos mismos. Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos: Todas las cosas están conectadas como la sangre que une a toda una familia. Todas las cosas están conectadas. Lo que sea que suceda en la tierra sucede a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida: él es sólo un hilo en ella. Lo que sea que le haga a la trama, se lo hace a sí mismo. Esta tierra le es preciosa a Él (Dios), y dañar la tierra es acumular el desprecio de su creador.» (Extraído de «La Tierra es Preciosa»: 1854, Jefe Seattle).
Hoy día hay una
creciente conciencia que sostiene que los problemas sociales y medioambientales requieren de
más soluciones que las científicas, económicas o políticas. El hombre moderno tiene conocimiento, pero…¿
podrá librarse de su egoísmo y elevarse por sobre su actitud indiferente?. Desde mi punto de vista se producirá un verdadero adelantamiento hacia la
práctica de los principios espirituales de Dios para alcanzar el equilibrio que estamos buscando. He escuchado y visto estos valores o principios practicados por nuestra gente más anciana. Esto incluye el
ser agradecido, amorosos, atentos o pacientes unos con otros, ser
respetuoso unos con otros, con la tierra y con todas las cosas vivientes.
Los Salmos nos dicen que «La tierra es del Señor, y la abundancia por lo tanto: así los cielos proclaman el trabajo de Sus manos.»
Tengo la sensación de que si podemos superar nuestra predisposición de expoliar la tierra, y de extraer de ella el máximo valor material, nuestras familias y nuestras vidas personales se inclinarán hacia el balance. Dejaremos entonces de ser tan egocéntricos, seremos agradecidos y rezaremos agradecidos a nuestro Creador. El jefe Seattle había tenido una clara visión de los requerimientos de Dios.
Ya poseemos una buena base, mucha gente ahora tiene la predisposición de reunirse y evaluar los problemas. Con gran incremento ellos van reconociendo los valores espirituales. De todas maneras, el hombre siendo hombre, quiere examinar qué obtiene por abandonar algo que estaba en su dominio. La gente nativa posee todavía una vívida memoria de sus raíces primarias. Ellos eran los cuidadores de la tierra en las Américas. Ellos fueron los sustitutos para el hombre Occidental que alguna vez también tuvo raíces primarias, raíces que permitían comprender la interconexión de la tierra creada con todas las cosas vivientes. Nosotros claramente ahora compartimos un destino común con el mundo Occidental, y con el mundo entero.
Esperanza Renovada
Aunque la realidad del proceso de aculturación es muy doloroso, hay un lado esperanzador. Mi experiencia con AISES ilustra esta esperanza.
En 1977 participé de la fundación de la AISES (American Indian Science and Rengineering Society). El propósito de esta sociedad era el de incrementar significativamente el número de Nativos Americanos científicos e ingenieros y desarrollar líderes dentro de la Comunidad Indígena. Empezamos con siete participantes y ningún recurso. Los fundadores prometieron trabajar una vida para alcanzar la igualdad (la meta sería de alrededor de 10.000 Nativos Americanos científicos e ingenieros.)
Hoy, luego de 16 años de progreso, AISES sirve a la comunidad a lo ancho ya lo largo de la nación. Con cerca de 100 centros estudiantiles, miles de estudiantes, miembros corporativos y profesionales, programas pre-colegiados, y una conferencia anual de entrenamiento para dirigentes, AISES se ha vuelto uno de los grupos más fuertes con estímulos para la juventud de la nación. AISES es una esperanza extendiéndose y una oportunidad a lo largo de la Nación India. Una nueva clase de guerrero está siendo entrenado.
AISES no está interesada en proveer de granos a las sociedades conducidas por la competitividad materialista, de los molinos del gobierno. El énfasis está puesto en la realización de una vida equilibrada, balanceada en apreciación y conocimiento de sus culturas y espiritualidad. El énfasis está opuesto en la construcción de la familia y la comunidad. De hecho AISES se ha llamado a sí misma «La Familia». Los estudiantes son enseñados por ejemplo a rezar, a ser agradecidos a tener respeto por sus mayores. El espíritu es tan fuerte que se ha extendido a lo largo de todo el pueblo Indígena, así como también dentro de otras organizaciones indias también. Tal vez dicho espíritu se extienda con el tiempo a la sociedad como un todo. ¡Tenemos esa esperanza!
En mi participación con AISES y otras organizaciones Nativo Americanas encontré una base adicional como esperanza. Aunque estamos tratando con una gran diversidad en la comunidad Nativo americana, encuentro un terreno común, un cambio en nuestra actitud como las gentes indígenas de Norte América. Estamos ganando una visión del mundo de nosotros mismos como las gentes nativas. Hemos alcanzado y pasado el nadir de 500 años de experimentar adversidad y desengaño. Estamos ahora en lo que llamo «la generación de cura», un cambio en la visión de nosotros mismos como gente nativa, un genuino proceso de renovación. Estamos activamente buscando llevarnos hasta la sabiduría de nuestros antiguos modos de vivir, sin embargo buscando confrontar las realidades cotidianas. Nos vemos a nosotros mismos como una comunidad, mientras mantengamos nuestra identidad tribal individual. Estamos escuchándonos más atentamente el uno al otro.
Nos ayudamos los unos a los otros. AISES tiene una expresión para esto: «El honor de uno es el honor de todos». A pesar de nuestra diversidad en nuestras prácticas culturales y nuestras creencias religiosas, aceptamos y honramos al otro. Esto parece ser el opuesto de lo que vi en las ciudades y en las sociedades de hoy día. Verdaderamente hay esperanza.
¿Y mi papel como artista? El papel de mi arte y vida como un artista es glorificar a dios, nuestro creador. Como con nuestros ancestros, los artistas Nativo Americanos pueden ayudar a interpretar a través de sus ojos espirituales internos el mundo y el medio ambiente que nos rodea. Los artistas nos ayudarán a ver. Ellos proveerán un registro no verbal de la historia. Como una vasija que trabajo con la preciosa tierra, la arcilla viviente. Yo también aprendí que todas las cosas están interconectadas. (hopiland)
☻/ ☂ღ♫♪ I █▄◯╲╱☰ YOU!!!
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Gracias por tu original mensaje india!
un feliz año para ti!
saludos
dificil batalla pero ganaremos la paz
Hola Adrix
Te felicito por la pagina, la más completa sobre hopis. Hace tiempo que te sigo. Te adjunto un enlace, espero pueda servirte o incluirlo:
http://es.scribd.com/danae1500/d/80408328-El-encantamiento-entre-los-hopis
Saludos cordiales
Daniela
gracias Daniela, ya miraré el enlace que me pasas con detenimiento.
Me alegro te guste el blog, muchas gracias y saludos!
Muchas Gracias por la información que nos proporcionas.
Siento una vinculación con la manera de ser de la Gente Hopi, así como a la Gente Q'ero.
He tenido la oportunidad de visitar vuestra tierra, y vuestras más antiguas poblaciones de Old Oraibi y Walpi y entrar en contacto con alguna familia.
Me planteo volver a HopiLand. Sería posible hacerlo de una manera no turística?
Muchas gracias de nuevo y mis respetos a vuestro Pueblo.
Francesc