KOYAANISQATSI: THE GRID
Seguiremos en esta entrada hablando de la película de culto Koyaanisqatsi de Godfrey Reggio, esta vez de la parte denominada “The Grid”
La música que acompaña esta sección del film destaca por lo acelerada y monótona, cosa que que plasma con genial maestría el compositor minimalista Philip Glass a la sucesión de imágenes que se van desenvolviendo. Nos proyecta lo monótono, tedioso, y vertiginoso del ritmo de vida en nuestra era informática-industrial.
Como bien nos transmitía el filósofo urbano Charles Bukowski; la ética del trabajo moderno, oprime el alma de los hombres, reduciéndolos a meros engranajes.
La secuencia, la mas larga del film con aproximadamente 22 minutos, comienza de una manera tranquila, mostrando los rascacielos y las luces que una mega urbe nos ofrece habitualmente por las noches.
Luego comienzan a aparecer los coches y la estela de luz que dejan a su paso. La Luna hace su aparición en una magistral toma, lástima que luego se esconda por detrás de una de las moles de cemento.
Todo comienza a animarse, la música acompaña hasta el agobio, la cámara se acelera, los coches con sus luces se enredan en una danza interminable.
Sale el sol, todo sigue igual, aunque esta vez también se suma la gente a este sin sentido. Todos en fila igual que los coches, esta vez dirigiéndose al metro para ir a trabajar de forma apresurada.
Una vez en el trabajo, las cosas no cambian, se nos muestra la forma automatizada y acelerada de producción, el trabajador no es más que una pieza de la gran maquinaria.
Y no importa cual sea este: en fábrica de televisores, cociendo pantalones, haciendo hot dogs, siempre que se utilice de una u otra manera la moderna tecnología.
La gente come, compra, juega, camina y trabaja a la misma velocidad.
Les invito a ver un fragmento; no se desesperen, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
gracias, era lo que buskaba
Los civilizados sufrimos cierta enajenación mental.
Saludos.
donde se puede encontrar esa peli
Generalmente percibimos nuestro mundo, nuestro estilo de vida, como algo tan hermoso porque no hay otra cosa que percibir. Si uno vive en este mundo, el mundo globalizado de la alta tecnología, lo único que uno podrá ver es un colchón de comodidad sobre otro.
Parece no haber habilidad para ver más allá, para ver que nos encriptamos en un ambiente artificial que reemplazó al original, a la naturaleza misma.
«En el horizonte del mundo moderno se eleva el sol negro del tedio», dice Lefebvre en su Crítica de la vida cotidiana++
saludos